lunes, 23 de abril de 2012

EL FINAL DE LA VIDA


Los múltiples rostros de la muerte
La muerte es un hecho bilógico, pero también tiene aspectos sociales, culturales, históricos, religiosos, legales, psicológicos, del desarrollo, médicos y éticos, y a menudo éstos están estrechamente relacionados.
Aunque la muerte y la pérdida son experiencias universales, tienen un contexto cultural. Las actitudes culturales y religiosas hacia la muerte y la agonía  afectan los aspectos psicológicos y del desarrollo de la muerte: cómo enfrentan personas de diferentes edades  su  propia muerte y la de quienes están cercanos a ellas.
Por lo general, se considera que la muerte es el cese de los procesos corporales. Sin embargo, los criterios para la muerte se han vuelto más complejos con el desarrollo de aparatos médicos que pueden prolongar los signos básicos de la vida. Esos desarrollos médicos han generado preguntas acerca de si los soportes  de la vida deben retirarse  y cuándo, así como del criterio  para determinar quién debe prevalecer.
El contexto cultural
Las costumbres concerniente a la inhumación y recuerdo de fallecido, la transferencia de las posesiones e incluso la expresión de la aflicción  varían de manera considerable de una cultura a otra y a menudo son regidas por preceptos religiosos o legales que reflejan  la visión que tiene una sociedad acerca de la muerte y lo que sucede después. Los aspectos culturales de la muerte incluyen el cuidado y la conducta hacia el moribundo y el fallecido, el escenario donde por lo regular ocurre la muerte y las costumbres y rituales de duelo. Para la gente que enfrenta una pérdida, los rituales proporcionan algo predecible y trascendente en un momento en que de otra manera sentirían confusión y desesperanza.
La revolución de la mortalidad  
En los países desarrollados, los avances en la medicina y las condiciones de salubridad, los nuevos tratamientos para enfermedades que alguna vez fueron fatales y una población mas educada  y con más conciencia de la salud han producido una “revolución de la mortalidad”. En la actualidad es menos probable que las mujeres mueran al dar a luz, es más probable que los bebés sobrevivan al primer año, los niños tienen mas posibilidades de llegar a la edad adulta, los jóvenes tienen mayor probabilidad de llegar a la vejes y a menudo los ancianos logran superar enfermedades consideradas como fatales.
La muerte se ha vuelto “invisible y abstracta” a medida que se convierte cada vez mas en un fenómeno de la vejez. El cuidado de los moribundos y los fallecidos se convirtió en gran medida en una tarea para profesionales. Además algunas convenciones sociales como colocar a la persona moribunda en un hospital o un asilo y negarse a discutir de manera abierta su condición reflejan y perpetúan actitudes de evitación y negación de la muerte. Incluso la muerte de los muy viejos llegó a considerarse como un fracaso del tratamiento médico en lugar del fin natura de la vida.
La tanatología, el estudio de la muerte y la agonía, esta generando interés, por lo que se ha establecido programas educativos para ayudar a la gente a enfrentar la muerte.
Cuidado del moribundo
Junto con la tendencia a enfrentar la muerte de manera mas honesta, han surgido movimientos para hacer mas humano el morir. Éstos incluyen el cuidado en el hospicio y los grupos de autoayuda para los moribundos y sus familias.
El cuidado de hospicio es un cuidado personal para los enfermos terminales, centrado en el paciente y en la familia. Se enfoca en el cuidado paliativo: el alivio del dolor y el sufrimiento, el control de síntomas, el mantenimiento de una calidad de vida y permitir al paciente morir en paz y con dignidad. Los miembros de la familia suelen tener una participación activa. 
“Es mas factible que se mantenga la dignidad  cuando los pacientes moribundos son considerados, y lo saben, como dignos de honor y estima por los que se encargan de su cuidado” (Chochinov, 202, p.2559).
Enfrentar la muerte y la pérdida: aspectos psicológicos
Confrontar la propia muerte
En ausencia de alguna enfermedad identificable, la gente alrededor de los 100 años (cercano al límite actual del ciclo vida humana) por lo regula sufre deterioro cognoscitivo y otros deterioros funcionales, pierde el interés por comer y beber y muere de muerte natural. Dichos cambios también se han advertido en personas más jóvenes cuya muerte esta próxima. Algunas personas que han estado cerca de morir han tenido experiencias “cercanas a la muerte”, que a menudo involucran la sensación de estar fuera del cuerpo y visiones de luces brillantes o encuentros místicos. En ocasiones se interpreta que estas experiencias resultan de los cambios fisiológicos que acompañan al proceso de morir o son las respuestas psicológicas a la amenaza percibida de la muerte.
La psiquiatra Elisabeth Küble-Ross bosquejó cinco etapas para avenirse a la muerte: 1) negación (rehusarse a aceptar la realidad de lo que está sucediendo); 2) enojo; 3) regatear por tiempo extra; 4) depresión; y por ultimo 5) aceptación.
Patrones de aflicción
El duelo (la pérdida de alguien a quien se sienta cercana y el proceso de ajustarse a ésta) afectan prácticamente todos los aspectos de la vida de un sobreviviente. También tiene consecuencias sociales y socioeconómicas. En primer lugar se presenta la aflicción, que es la respuesta emocional experimentada en las primeras fases del duelo. La aflicción, al igual que la muerte, es una experiencia personal.
El trabajo de aflicción, considerado la solución de los problemas psicológicos relacionados con la aflicción, por lo general avanza a través de la siguiente trayectoria:
1.    Shock e incredulidad. Después de la muerte, los sobrevivientes a menudo se sienten perdidos y confusos.
2.    Preocupación por la memoria de la persona muerta.
3.    Resolución. la persona en duelo renueva su interés por las actividades cotidianas.
Muerte y duelo a lo largo del ciclo de la vida
No hay una sola forma de ver la muerte a cualquier edad; las actitudes de la gente hacia ella reflejan su personalidad y experiencia, así como qué tan cerca cree que es de morir. Es probable que la muerte no signifique lo mismo para un hombre de 85 años con una artritis que le produce dolores atroces, una mujer de 56 años en la cima de una brillante carrera legal que descubre que tiene cáncer de mama y una joven de 15 años que muere por una sobredosis de drogas. Los cambios típicos en las actitudes hacia la muerte a lo largo del ciclo de la vida dependen del desarrollo cognoscitivo y del momento normativo del evento.
Niñez y adolescencia
No es sino hasta un momento entre los 5 y 7 años que la mayoría de los niños entiende que la muerte es irreversible, que la persona, animal o flor muerta no pueden volver a la vida. Alrededor de la misma edad los niños entienden otros dos conceptos importantes acerca de la muerte: primero, que es universal (todas las cosas vivas mueren) y por ende que es inevitable; y segundo que una persona muerta no es funcional (todas las funciones de la vida termina con la muerte). Los conceptos de irreversibilidad, universalidad y cese de las funciones por lo genera se desarrolla en el momento en que, de acuerdo con Piaget, los niños avanzan del pensamiento preoperacional al de las operaciones concretas. Durante este periodo los conceptos de causalidad también se vuelven más sofisticados.
Los niños pueden ser ayudados a entender la muerte si se introduce el concepto a una edad temprana y se les alienta a hablar de ella.
La forma en que los niños muestran su aflicción depende del desarrollo cognoscitivo y emocional. En ocasiones expresan su aflicción por medio de la ira, el drama o negándose a reconocer la muerte, como la simulación de que la persona sigue viva pudiera hacerlo realidad.
Los padres pueden ayudar a los niños a manejar el duelo al concientizarlos de que la muerte es final e inevitable y de que no ocasionaron la muerte con su mala conducta o sus pensamientos.es útil hacer tan pocos cambios como sea posible en al ambiente, relaciones y las actividades diarias del niño; responder las preguntas de manera sencilla y honesta; y alentar al niño a hablar sobre la persona que murió y de sus sentimientos.
La muerte no es algo en que los adolescentes suelan pensar mucho, a menos que se enfrenten con ella. En su urgencia por descubrir y expresar su identidad, están más interesados en como viven que en cuanto tiempo vivirán.
Edad adulta           
Los adultos jóvenes que han concluido su educación y han iniciado actividades profesionales, contraído matrimonio o se han convertido en padres por lo general están ansiosos de vivir la vida para la que se han preparado. Pero, si de manera repentina son golpeados por una enfermedad o una lesión fatal, es probable que se sientan sumamente frustrados. En tales casos, la frustración se convierte en ira, la cual los hace pacientes difíciles.
En la edad madura, la mayoría de las personas se percatan con más profundidad que antes que van a morir. A menudo, en especial después de la muerte de ambos padres, surge una nueva conciencia de ser la generación mayor, la siguiente en morir.
Los ancianos experimentan sentimientos contradictorios acerca de la idea de morir. El desgaste físico entre otros problemas y pérdidas de la vejez pueden disminuir su placer y voluntad de vivir.
De acuerdo con Erikson, los ancianos que resuelven la critica alternativa final de integridad  frente a desesperanza logran la aceptación de lo que han hecho con su vida y de su muerte inminente.
Pérdidas especiales
Las perdidas especiales difíciles que pueden ocurrir durante la edad adulta son las muertes de un cónyuge, un padre y un hijo. Públicamente se advierte menos la pedida de un hijo potencial a través de un aborto  espontaneo o el nacimiento de un niño muerto.
Sobrevivir al cónyuge
La viudez es uno de los más grandes desafíos emocionales que puede enfrentar un ser humano.
Los efectos de la viudez difieren para hombres y mujeres. Las mujeres exhiben su dolor de manera mas abierta, mientras que los hombres sienten que han perdido sus amaras.
Las viudas ancianas tienen mayor probabilidad que los viudos de permanece en contacto con los amigos de quienes reciben apoyo social. Por otro lado las viudas cuyos maridos eran el principal sostén de la familia pueden experimenta penurias económicas y caer en la pobreza.
Un buen matrimonio puede dejar un gran vacio emocional. Incluso si el matrimonio era problemático, es probable que el cónyuge en duelo sienta una pedida.

Perder a un padre en la edad adulta
Se ha prestado poca atención al impacto de la muerte de un padre en un hijo adulto. En la actualidad, con la mayor expectativa de  vida esta perdida ocurre normalmente en la edad madura (Aldwin y Levenson, 2001).
En entrevistas profundas se encontró que la mayoría de los hijos adultos en duelo todavía experimentaban malestar emocional después de uno a cinco años, en especial  luego de la perdida de la madre. Sin embargo, la muerte de un padre puede ser una experiencia que hace madurar ya que empuja a los adultos a resolver aspectos importantes del desarrollo: lograr un sentido más fuerte del yo y una conciencia más apremiante y realista de su propia mortalidad, junto con un mayor sentido de responsabilidad, compromiso y apego a los demás.
Con frecuencia la muerte de un padre implica cambios en otras relaciones. Un hijo adulto en duelo asume mayor responsabilidad con el padre sobreviviente y para mantener unida a la familia. Las intensas emociones del duelo pueden acercar a los hermanos o estos pueden distanciarse por diferencias surgidas durante la enfermedad final del padre. Incluso, la muerte puede liberar a un hijo adulto para terminar una relación mantenida para satisfacer las expectativas del padre.
La muerte del segundo padre tiene un impacto especialmente grande. El hijo adulto puede experimentar un sentido más agudo de la mortalidad ahora que ha desaparecido el amortiguador de la generación mayor. El reconocimiento del carácter irrevocable de la muerte y de la imposibilidad de decir algo más a la persona fallecida motiva a algunas personas a resolver problemas en sus vínculos con los vivos mientras todavía hay tiempo. Algunas personas se reconcilian con sus propios hijos adultos. En tanto los hermanos distanciados tratan de resolver sus dificultades al darse cuenta de que ya no existe el padre que los unía.
Perder a un hijo
En tiempos antiguos no era raro que un padre enterrara ha un hijo. En la actualidad, con los avances médicos y el incremento en la expectativa de vida, la mortalidad infantil ha disminuido a niveles record y un niño que sobrevive a su primer año de vida tiende grandes posibilidades de llegar a la vejez.
Solo rara vez un padre esta preparado emocionalmente para la muerte de un hijo. Dicha muerte no importa a que edad ocurra, representa un golpe cruel, no natural, un evento inoportuno que, en el curso normal de las cosas, no debería suceder. Los padres tal vez sientan que han fracasado, y sin importar cuanto hayan amado y cuidado al hijo, descubren que es muy difícil dejarlo ir.
Si el matrimonio es fuerte, la pareja puede unirse más, al apoyarse mutuamente en su perdida compartida. Pero en otros casos, la perdida debilita y con el tiempo destruye al matrimonio. El estrés de perder a un hijo puede incluso apresurar la muerte de un padre.
Aunque cada padre en duelo debe afrontar la aflicción a su manera, algunos han encontrado que sumergirse en el trabajo, intereses y otras relaciones o unirse a grupos de apoyo ayuda a disminuir el dolor. Algunos amigos con buena intención dicen a los padres que no piensen tanto en su pérdida, pero recordar al hijo de una manera significativa es justo lo que necesitan hacer.
Luto por un aborto espontaneo
En un templo budista de Tokio se dejan pequeñas estatuas de bebes acompañadas de juguetes y regalos como ofrendas a Jizo, un ser iluminado que se cree que cuida de los fetos perdidos y abortados y que con el tiempo, a través de la reencarnación, los guía a una nueva vida. El ritual de Mizuko Kuyo, un rito de disculpa y remembranza, se realiza como un medio de hacer enmiendas en la vida abortada. La palabra japonesa Mizuko significa “niño de agua”. En contraste, en ingles no hay una palabra para un feto perdido o abortado ni un ritual de duelo. Las familias, amigos, y profesionales de la salud tratan de no hablar de dichas perdidas porque a menudo se consideran insignificantes en comparación con la perdida de un niño vivo.
Dado que la experiencia de cada persona  o pareja es única, es difícil generalizar acerca de la manera en que las personas manejan esas perdidas. Las diferencias en las formas en que los hombres y las mujeres muestran su aflicción puede ser una fuente de tención y desacuerdos en la relación de la pareja. En un pequeño estudio, 11 hombres cuyo hijo murió en útero reportan sentir  frustración y desamparo durante y después del parto, pero varios encontraron alivio al apoyar a sus parejas. Las parejas que han pasado por la perdida de un bebe quizá necesiten mas cuidado y apoyo durante un embarazo posterior pero, de nuevo, las respuestas son diversas.
ASPECTOS MÉDICOS, LEGALES Y ÉTICOS: EL “DERECHO A MORIR”
¿Tiene la gente el derecho a morir? De ser así, ¿en que circunstancias? ¿Debería permitirse o ayudarse a una persona con una enfermedad terminal a cometer suicidio? ¿Debería el medico recetar una medicina que aliviara el dolor pero que puede acortar la vida del paciente? ¿Que hay acerca de aplicar una inyección letal para terminar el sufrimiento de un paciente? ¿Quien decide que no vale la pena prolongar una vida? Estas son algunas de las espinosas cuestiones morales, éticas y legales que enfrentan los individuos, familias, médicos y la sociedad, y que tienen que ver con la calidad de la vida y la naturaleza y circunstancias de la muerte.
Suicidio
Aunque en las sociedades modernas el suicidio ya no es un delito, todavía existe un estigma en su contra basado en parte en prohibiciones religiosas y en el interés de la sociedad por preservar la vida. Una persona que expresa pensamientos suicidas es considerada mentalmente enferma. Por otro lado, a medida que la longevidad aumenta y, con esta, el riesgo de enfermedades degenerativas de largo plazo, un numero creciente de personas considera que la elección deliberada del adulto maduro del momento de terminar su vida es una decisión racional y un derecho que debe defenderse.
Las estadísticas probablemente subestiman el numero de suicidios, ya que muchos no se reportan y algunos (como los “accidentes” de transito y las sobredosis “accidentales” de medicamentos) no se conocen como tales.  Además, las cifras de suicidios a menudo no incluyen los intentos de suicidio; se estima entre 10 y 40% de las personas que cometen suicidio lo intentaron antes.
En la mayoría de las naciones las tasas de suicidio aumentan con la edad y son más elevadas entre los hombres que entre las mujeres. Esto es porque ellos tienden a usar métodos más seguros, como armas de fuego, mientras que las mujeres tienen más probabilidad de elegir envenenamiento.
Por mucho la tasa mas alta de suicidio se da entre los ancianos blancos, en particular entre los de 85 años en adelante que son divorciados o viudos. Loa ancianos tienen mayor posibilidad que los jóvenes de sufrir depresión y aislamiento social, y si tratan de cometer suicidio es mas factible que tengan éxito en la primera ocasión. Los ancianos afroamericanos tienen una probabilidad mucho menor a cometer suicidio que los ancianos blancos debido en parte al compromiso religioso  y en parte a que están acostumbrados a enfrentar golpes duros.
Aunque algunas personas que intentan el suicidio ocultan cuidadosamente sus planes; a menudo hay signos de advertencia. Poe ejemplo: alejarse de la familia o los amigos; hablar acerca de la muerte, el mas allá o el suicidio; regalar las posesiones mas preciadas; abusar de las drogas o el alcohol; y cambios de personalidad como la ira inusual, aburrimiento o apatía. Las personas que están a punto de quitarse la vida tienden a descuidar su apariencia, alejarse del trabajo y otras actividades habituales, quejarse de problemas físicos cuando no hay fallas orgánicas, o dormir o comer mucho mas o mucho menos de lo usual. Con frecuencia muestran signos de depresión, como una dificultad inusual para concentrarse, perdida de la autoestima y sentimientos de indefensión, desesperanza, ansiedad extrema o pánico. Nueve de cada diez personas que se quitan la vida tienen depresión u otro trastorno mental o de consumo de drogas.
Ayuda para morir
Eutanasia significa “buena muerte” una acción realizada deforma deliberada para acortar una vida con el propósito de terminar el sufrimiento o permitir a una persona con una persona con una enfermedad terminal morir con dignidad.
La eutanasia pasiva consiste en retirar o descontinuar de manera premeditada un tratamiento que podría extender la vida de un paciente con una enfermedad  terminal, como medicamentos, sistemas de sostén de la vida o tubos de alimentación. La eutanasia activa por lo general es ilegal; pero, la eutanasia pasiva en algunas circunstancias no lo es. Una cuestión importante concerniente a cualquier forma de eutanasia es si es voluntaria; es decir, si se realiza a petición directa o para cumplir los deseos expresados por la persona a quien se produce la muerte.
El suicidio asistido (en el cual el medico o alguien mas ayuda a una persona a provocarse la muerte, por ejemplo, recetando u obteniendo medicamentos o permitiendo que un paciente inhale un gas mortal) el ilegal en la mayoría de los países; sin embargo, en años recientes se ha sido sometido a un debate publico. El suicidio asistido es similar a la eutanasia activa voluntaria, en la cual, por ejemplo, el paciente solicita y recibe una inyección letal. La deferencia principal el que en el suicidio asistido la persona que desea morir realiza el hecho real.

Instrucciones anticipadas
El cambio  en las actitudes hacia la ayuda para morir se atribuye en gran medida a la repugnancia hacia las tecnologías que mantienen a los pacientes vivos en contra de su voluntad a pesar del sufrimiento intenso y en ocasiones incluso después de que el cerebro ha dejado de funcionar.
La suprema corte de estados unidos sostuvo que una persona cuyos deseos se conocen con claridad tiene el derecho constitucional de negarse a recibir o a descontinuar un tratamiento que mantiene la vida, en otras palabras, tiene derecho a solicitar la eutanasia pasiva. Los deseos de una persona mentalmente competente pueden ser explicados de antemano en un documento llamado instrucciones anticipadas o voluntad en vida. La resucitación cardiaca, la respiración mecánica, los antibióticos he hidratación y la nutrición artificial. Una persona también puede especificar a través del uso de una tarjeta de donante, que sus órganos sean donados a alguien que necesite un trasplante de órganos.
En algunos casos la legislación de “voluntad en vida” se aplica solo a los pacientes con enfermedades terminales, no a quienes están incapacitados por la enfermedad o por lesiones pero que pueden vivir muchos años sufriendo un dolor severo. Las instrucciones anticipadas tampoco ayudan a muchos pacientes en coma o en un estado vegetativo persistente en el cual, aunque técnicamente están vivos, no tienen conciencia y solo tienen un funcionamiento cerebral rudimentario. Tales situaciones son previstas por un poder duradero del abogado, el cual designa a otra persona para tomar decisiones si la persona que hiso el documento se torna incompetente para hacerlo. Algunos estados han adoptado una forma simple conocida como poder medico duradero del abogado, expresamente para decisiones acerca del cuidado de la salud.
Incluso con las instrucciones anticipadas, muchas personas mueren con dolor luego de un tratamiento prolongado e inútil. La preocupación por el juicio de los pares, la presión de una emergencia medica percibida o el compromiso filosófico con el mantenimiento de la vida conducen a médicos y enfermeras a continuar medidas “heroicas” a pesar de los deseos de los pacientes.
Actitudes hacia la eutanasia y el suicidio asistido
Algunos especialistas en ética apoyan la legislación de todas las formas de eutanasia involuntaria. Argumentan que el tema principal no es como ocurre la muerte sino quien toma la decisión; que no hay diferencia en principio entre desconectar un respirador, aplicar una inyección letal o recetar una sobredosis de píldoras; y que una persona mentalmente competente debería tener el derecho de controlar su propia vida y su muerte. Además, sostienen que si se dispone abiertamente de la ayuda para morir se reducirán el temor y el desamparo al permitir a los pacientes a controlar su destino.
Los opositores mantienen una distinción entre la eutanasia pasiva, donde se percibe que la naturaleza tome su curso y el ocasionar la muerte de manera directa. Además afirman que el suicidio asistido por un medico llevaría de manera inevitable a la eutanasia activa voluntaria, ya que las píldoras ingeridas por el sujeto no siempre funcionan. Advierten que el siguiente paso en esta “pendiente resbalosa” seria la eutanasia involuntaria, en especial para los pacientes que no pueden expresar sus deseos. Afirman que la gente que desea morir a menudo sufre una depresión temporal y que puede cambiar de opinión con un tratamiento o cuidado paliativo.
En estados unidos el suicidio asistido es ilegal en casi todos los estados. Sin embargo, dicha actividad a menudo se realizan secreto, sin regulación.
Esfuerzos por legalizar la ayuda médica para morir
En septiembre de 1996, un australiano de 66 años que sufría un avanzado cáncer de próstata fue la primera persona en morir legalmente mediante el suicidio asistido.
Desde 1997, cuando la suprema corte de estados unidos asigno por unanimidad a los estados la regulación de la ayuda medica para morir, en varios estados se han propuesto medidas para legalizar el suicidio asistido para los enfermos terminales. Hasta ahora, Oregon ha sido el único estado en aprobar dicha ley.
La ley de muerte con dignidad de Oregon sobrevivió a un cuestionamiento en la corte así como a un referéndum revocatorio en 1977; y en 2002una corte federal rechazo el intento de revocación del procurador general de estados unidos, John Ashcroft.
La eutanasia activa sigue causando controversia en estados unidos y no se permite ni siquiera en Oregon. En los países bajos, el suicidio asistido y la eutanasia activa han sido técnicamente ilegales, pero en los últimos 30 años los médicos que participaban en dichas actividades podían evitar la acción judicial bajo condiciones estrictas.
Opciones para el final de la vida
Un resultado positivo de la controversia sobre la ayuda para morir ha sido llamar la atención a la necesidad de un mejor cuidado paliativo y una atención más cercana a la motivación y estado mental de los pacientes.
La petición de ayuda para morir brinda la oportunidad para explorar las razones que le subyacen. Cuando los médicos hablan de manera abierta con sus pacientes acerca de sus síntomas físicos y mentales, sus expectativas, sus temores y metas, sus opciones para el cuidado final de la vida, sus preocupaciones familiares y su necesidad de significado y calidad de vida, pueden encontrar maneras de disminuir esas preocupaciones sin recurrir al suicidio asistido por el medico. En ocasiones una consulta psiquiátrica ayuda a descubrir una perturbación subyacente oculta por una petición al parecer racional. En pacientes con enfermedades terminales se presentan grandes fluctuaciones en su voluntad de vivir, por lo que es esencial asegurar que dicha petición no es solo pasajera.
Si se toman medidas letales es importante que el médico este presente para asegurar para asegurar que la muerte lo mas misericordiosa e indolora posible.
El problema de la ayuda para morir será más apremiante a medida que la población envejezca. Buena parte del debate gira en torno de si es posible escribir leyes que permitan algunas formas de ayuda con protecciones adecuadas contra el abuso. En los años por venir, tanto las cortes como el publico estarán obligados  a enfrentar esa cuestión, a medidas que grandes cantidades de personas reclamen el derecho a morir con dignidad y con ayuda.
ENCONTRAR SIGNIFICADO Y PROPÓSITO EN LA VIDA Y LA MUERTE
La negación de la muerte en parte es responsable de la vida vacía y sin propósito, porque cuando se vive como si se fuera a hacerlo por siempre se vuelve fácil posponer las cosas que deben hacerse. En contraste, cuando usted comprende plenamente que cada día que despierta podría ser el último, toma el tiempo de ese día para crecer, para convertirse en más de lo que verdaderamente es y para tender la mano a otros seres humanos.
Revisión de la vida
La revisión de la vida puede ocurrir en cualquier momento. Sin embargo, adquiere un significado especial en la vejez, cuando es capas de fomentar la integridad del yo, la tarea final y más importante del ciclo de vida en opinión de Erikson. A medida que se aproxima el final de la jornada, la gente puede mirar en retrospectiva sus logros y fracasos y preguntarse que significado tuvo su vida.
La conciencia de la mortalidad sirve como impulso para reexaminar los valores y ver las experiencias y acciones bajo una nueva luz. Algunos encuentran la voluntad para terminar tareas inconclusas, como reconciliarse con familiares o amigos distanciados, logrando así un sentido satisfactorio de cierre.
No todos los recuerdos son igualmente propicios para la salud mental y el crecimiento. Los ancianos que utilizan la remembranza para comprenderse a si mismos muestran la mayor integridad del yo, mientras los que se entretienen solo en recuerdos placenteros muestran menor integridad. Los peor adaptados son los que se mantienen recordando acontecimientos negativos y que están obsesionados por el remordimiento, la desesperanza y el temor a la muerte; su integridad del yo ha cedido el paso a la desesperanza.
La terapia de revisión de la vida ayuda a enfocar el proceso natural de revisión de la vida para hacerlo mas consciente, lleno de propósito y eficiente. Los métodos usados a menudo para descubrir los recuerdos en la terapia de revisión de la vida incluyen escribir o grabar la autobiografía; construir un árbol familiar; conversar sobre el álbum de recortes, álbum de fotografías, antiguas cartas y otros recuerdos; hacer un viaje retrospectivo a los escenarios de la niñez y la juventud; reunirse con antiguos compañeros de clase, colegas o miembros distantes de la familia; describir tradiciones étnicas y resumir la vida laboral.
Desarrollo: un proceso permanente
Incluso la muerte puede ser una experiencia del desarrollo. Como lo planteo un profesional de la salud, “hay cosas que deben ganarse, que se cumplen al morir. Dedicar tiempo a quienes y para quienes somos cercanos, lograr un sentido final y duradero de valor personal y la disposición para marcharse son elementos inestimables de una buena muerte”.     

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